La piel representa la forma en la que nos mostramos al mundo, por muchos es considerada la ventana terapéutica de salud, por lo cual es de suma importancia conocer los fenómenos subyacentes a la transformación que sufre la piel con el paso de los años.
El 90% de los signos del envejecimiento visibles en la cara son generados por la luz solar, y con un efecto más notable en pieles claras.
La variabilidad individual determina que los signos de la edad no se manifiestan de la misma manera en todas las personas: La radiación solar es el principal agente externo, junto con el tabaco y la polución, que acentúan la formación de arrugas y la aspereza de la piel, aumentando la producción de radicales libres. Los cambios internos; tanto a nivel celular como del tejido, y la condición genética, hacen del envejecimiento cutáneo un desafío al que la cosmética se ha enfrentado en los últimos años.
En general, el desencadenante de la senescencia celular es el estrés oxidativo, generado por saturación de las defensas del organismo, hasta que es imposible neutralizar el exceso de radicales libres.
Los antioxidantes son moléculas capaces de neutralizar a los radicales libres. La piel cuenta con un complejo y especializado sistema antioxidante, entre ellos el Superóxido dismutasa (SOD), glutation, ubiquinona, y las vitaminas C y E. Algunos estudios han encontrado actividad antiproliferativa / anticarcinogénica, efecto fotoprotector y antienvejecimiento al ser utilizados por vía tópica, y no por vía sistémica. La concentración de antioxidantes y el vehículo son factores importantes en su efectividad.
Los antioxidantes enzimáticos: protegen el compartimiento intracelular, mientras que los derivados de nutrientes actúan en la fase extracelular: glutatión peroxidasa, glutatión reductasa y catalasa reducen peróxido de hidrógeno y requieren selenio y hierro, respectivamente. Glutatión puede, además, regenerar vitamina C. Las enzimas superóxido dismutasa (SOD) neutralizan el radical superóxido y requieren zinc y manganeso.
Existen en el mercado preparaciones tópicas y suplementos orales de SOD, algunos ensayos clínicos reportan disminución del eritema inducido por radiación UVA.
Zinc es el elemento esencial más abundante en los anexos cutáneos y actúa a través del reemplazo de moléculas dañinas con capacidad REDOX, como hierro y cobre.
Los principales antioxidantes se dividen en dos grupos: moléculas liposolubles e hidrosolubles. Los derivados de la vitamina A, como el β-caroteno, y la vitamina E se incluyen entre las moléculas liposolubles. El ácido ascórbico (vitamina C) es el representante de las moléculas hidrofílicas.
Vitaminas C y E. Su acción es sinérgica: cuando la vitamina E se oxida se regenera por la vitamina C. Significativamente disminuidas en piel fotodañada en un 70%.
Vitamina C. Protege a la piel contra eritema e inmunosupresión producida por UVB y UVA. La única manera de obtener grandes cantidades es aplicándola tópicamente, ya que vía oral los mecanismos biológicos restringen su absorción y posterior transporte a la piel.
Vitamina E. Es una molécula liposoluble. Protege las estructuras de la piel contra RUV y contaminantes, e incluso contra carcinogénesis.
-La combinación de vitamina E al 1% y vitamina C al 15% nos da significativamente, mayor protección contra formación de eritema y quemaduras.
Los retinoides comprenden a una serie de sustancias, naturales o sintéticas, derivadas de la vitamina A. Son altamente efectivos en el cuidado de los signos del envejecimiento, como las finas marcas de la cara y manchas. Por unión a sus receptores específicos de ácido retinoico (RARs), inducen la expresión del gen de procolágeno I y III, lo cual deriva en un mayor depósito de fibras de colágeno en la dermis.
Carotenoides Estos pigmentos se encuentran en las plantas, algas y otros organismos fotosintéticos, entre los que se incluyen algunas clases de hongos y bacterias. Producidos de forma natural, cuentan con una importantísima acción antioxidante y neutralizante de las especies de oxígeno. Su aplicación tópica protege de los efectos dañinos de la radiación UV-A sobre la piel, es decir, previene la muerte celular de fibroblastos, del estrés oxidativo y atenúa la pérdida de enzimas antioxidantes.
Vitamina B3 o niacinamida mejora la apariencia y la elasticidad cutánea, pues varios estudios indican que las arrugas, la hiperpigmentación y las finas líneas de la cara disminuyen.
Fitoquímicos. Son derivados de plantas como los flavonoides, isoflavonas de soya genistein y daidzein, incrementan la expresión génica del colágeno, inhiben la formación de cromóforos por exposición a RUV y también tienen efectos antineoplásicos, extracto de semilla de uva (vitis vinífera), pycnogenol (extracto de pine bark) y la idebenona.
Regulan las señales de transducción de los procesos REDOX intracelulares y muestran actividad antiinflamatoria.
La combinación de diversos activos con función antioxidante han demostrado resultados eficaces en la prevención de los signos del envejecimiento cutáneo. Sustancias como el ácido ascórbico y la vitamina E, antioxidantes por excelencia, consiguen aumentar la fotoprotección y el carácter barrera de la propia piel, evitando incluso la aparición temprana de melanomas.
Los antioxidantes tópicos pueden ser excelentes coadyuvantes de la fotoprotección y el tratamiento del envejecimiento cutáneo.
Para que sean efectivos por vía cutánea hay que tomar en cuenta lo siguiente:
• Estabilización del producto, ya que naturalmente los suelen ser inestables y fácilmente ser oxidados.
• Formulación adecuada para que sean absorbidos por la piel y permanezcan el tiempo suficiente para realizar el efecto deseado.
• Concentración necesaria del producto para lograr su actividad biológica.
Recuerda asesorarte con tu médico especialista ante cualquier duda o cambio en tu rutina de cuidado facial.