La piel es el órgano más extenso del cuerpo y juega un papel fundamental como barrera frente a diferentes tipos de agresiones (mecánicas, químicas, tóxicas y microorganismos patógenos), además de actuar como filtro frente a las radiaciones ultravioleta.
El ecosistema de la piel es un entorno donde conviven microorganismos, incluidos bacterias, hongos y virus, denominados en su conjunto como microbiota cutánea. Estos microorganismos pueden ser transitorios, temporales o residentes. Algunos son beneficiosos y otros patógenos. La microbiota participa en la protección contra patógenos invasores, el desarrollo de enfermedades inflamatorias y el mantenimiento de la homeostasis cutánea.
Una microbiota sana y equilibrada actúa como un escudo frente a los microorganismos patógenos, previene la sequedad de la piel y modula el sistema inmunitario. Sin embargo, los factores ambientales a los que la piel está constantemente expuesta pueden alterar esta relación equilibrada. Tal alteración puede aumentar el riesgo de infecciones y enfermedades inflamatorias crónicas de la piel, como la dermatitis atópica, la psoriasis, la rosácea y el acné.
Los probióticos son microorganismos beneficiosos que ayudan a mantener el equilibrio frente a los microorganismos patógenos que pueden ser dañinos y causar enfermedades, tanto a nivel intestinal como en la piel. Su ingesta refuerza la barrera cutánea y el sistema inmune del organismo. Los probióticos se pueden consumir por vía oral o aplicar tópicamente en forma de cremas.
Algunos de los beneficios de los probióticos, tanto orales como tópicos, en la piel son:
- Ayudan a reconstruir la flora cutánea y mantener su equilibrio natural.
- Mejoran y previenen una amplia gama de enfermedades inflamatorias crónicas, como la dermatitis atópica, el acné y la rosácea.
- Reducen las infecciones al reforzar la función de barrera de la piel.
- Protegen contra agresiones externas, como la contaminación ambiental y el estrés oxidativo.
- Disminuyen la inflamación y la sensibilidad de la piel.
Debido a todos estos beneficios, los probióticos se están utilizando cada vez más como ingrediente activo en productos para el cuidado de la piel, y pueden ser una alternativa eficaz en el tratamiento de diversas patologías cutáneas.
Para mantener la microbiota intestinal y cutánea saludable, es recomendable seguir una alimentación equilibrada, evitando el consumo de azúcar, grasas saturadas, lácteos de origen animal y alimentos ultraprocesados, e incluyendo frutas y verduras que aporten probióticos.