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Cambio de hábitos

By 29 enero, 2015Sabías que...

Cuántos de nosotros nos hemos encontrado en ese momento incomodo de nuestra vida donde no nos sentimos conformes con nuestro cuerpo. Ya sea por un par de llantitas que sobresalen, el botón desabrochado después de comer o tener que usar la blusa holgada de siempre. Lo que nos ha llevado a tomar la decisión de acudir al nutriólogo y al gimnasio más sofisticado. Una nueva  mentalidad de cambio positivo y una voz interior que repite una y otra vez “hoy es el día, esta vez no me rendiré”.

Acudes al nutriólogo quien te proporciona un plan de alimentación de acuerdo a tu edad, complexión y actividad física. Te has propuesto a cumplirlo ¡esta vez sí lo harás! Inicias muy bien, el entrenador te felicita. Después de unos días sueltas la cuerda y te engañas un poco, le mientes al nutriólogo y por consecuencia ya no bajas tanto, te desmotivas pero sigues luchando hasta que sucede lo irremediable, te estancas. Quieres culpar a medio universo aunque sabes que algo no anduvo bien, al final aceptas y te quedan dos opciones: seguir en la batalla o desertar.

Si decides dejarlo, recuperas lo perdido y odiarás las dietas, creerás que no es para ti. Pensarás en tomar pastillas, utilizar cremas reductoras, comprar fajas que viste en el programa de televisión. Mejor cuestiónate, ésa es la prueba, el desafío que todos debemos pasar. Camina de la mano de un profesional: él te ayudará a encontrar la ficha faltante.

Éstas pueden ser algunas razones por las cuales no llegaste a cumplir tus objetivos, y deberás tomarlas en cuenta para, este año, no fallar en el intento.

  • Realizaste colaciones que no estaban dentro del menú
  • Olvidaste que el ejercicio era de preferencia toda la semana y no sólo los fines de semana
  • Comiste menos de lo que indicaba el menú para ver si bajabas más kilos
  • No tomaste en cuenta que el refresco, sí cuenta
  • Colocaste más azúcar a tus bebidas
  • Agregaste sal sin conciencia a tus alimentos
  • No respetaste ningún horario
  • Decidiste saltar el desayuno o la cena
  • No consumiste las colaciones y a la hora de comer sentías una inmensa hambre y comiste de más
  • A la hora de comer no te diste el espacio y tiempo
  • No hubo diversidad, siempre comías lo mismo y al final te enfadaste
  • Complementaste la dieta con el famoso licuado bajo en calorías
  • Pensaste que no era necesario medir las tazas o cucharadas
  • No entendiste el plan y no te animaste a preguntar.

Éstas son las acciones más comunes que nos llevan al fracaso. Aprende a escuchar a tu cuerpo y darle lo que pide, si en algún momento te llegara a pedir un pastelito o un postre hay que dárselo, no hay motivo de sentir culpa, ¿por qué no darle una recompensa?

Hay que borrar de la mente que la comida engorda, disfruta de la comida. Equilibra sabores, texturas, colores, olores y calorías. Siente esa armonía, donde no existen límites y somos los creadores de esa nueva vida, eso es lo que nos dará la fuerza y nos hará seguir adelante y jamás volver a mirar atrás.

Sabías que si tuviéramos el hábito de comer aunque fueran solamente 15 minutos como mínimo, le daríamos la oportunidad a nuestro cuerpo de enviar señalizaciones de saciedad. Por el contrario, no le das oportunidad a tu cuerpo de alertar que ya está satisfecho, y por lo tanto sigues comiendo.

Sabías que comer frutas y verduras con cascara o cereales integrales en combinación con suficiente agua, provoca sensación de saciedad, lo cual ayuda a que consumas menos alimentos.

Lic. Scarlett Ornelas De La Vega
Nutrióloga (CED. 7478069)
Cel. 33 – 1534 – 2492
scarlett.ornelas@hotmail.com

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