En la actualidad el tratamiento con carboxiterapia se ha puesto de moda para ser utilizado con fines estéticos; y como todos los tratamientos generan gran polémica entre la población y diversas opiniones en la Web, quisiéramos aclarar ciertos mitos y leyendas urbanas sobre este tratamiento.
La carboxiterapia es la aplicación de CO2 (dióxido de carbono) mediante un dispositivo o aparato que realiza la aplicación de forma subcutánea o intradérmica por medio de una aguja muy delgada. Debido a que es un tratamiento de carácter médico, la persona que lo aplica SIEMPRE debe estar avalada o respaldada por un cuerpo médico acreditado.
Desde la edad media se conocen los efectos curativos de las aguas ácidas y los “humos” de las fumarolas obtenidas de algunas termas en la zona de Francia. En 1624 se determinó que esos humos contenían CO2 y físicos destacados como Boyle y Lavoisier describieron las propiedades anti infecciosas del CO2. En 1777 se hizo la primera investigación clínica de los efectos benéficos que produce el CO2 en la piel y en algunas enfermedades; todo esto siempre fue mediante aplicación de aguas enriquecidas por CO2, en las que describían un ligero ardor y rubor después de la aplicación. Fue hasta 1932 que en la estación termal de Royat en Francia se inicia la aplicación subcutánea para úlceras vasculares, obteniendo buenos resultados.
En 1946 se describen por parte de los médicos de la estación termal los beneficios sobre la CELULITIS, pero es hasta 1995, en el XVI Encuentro de Medicina Estética en Roma realizado por la Sociedad Italiana de Medicina Estética, cuando se acuña el término Carboxiterapia.
Es así es como evolucionó esta terapia joven pero con mucha historia y logró revolucionar el tratamiento de la celulitis o “paniculopatia fibroesclerosante”.
Volviendo al tratamiento en sí; no es un procedimiento que debiera de ser costoso, pero sí debe ser constante ya que el número de sesiones o de aplicaciones dependerá del grado de alteración o patología que se esté tratando. Se puede tratar no sólo la “piel de naranja” o celulitis, también las cicatrices, estrías, pigmentaciones, alopecias, úlceras de pierna, heridas quirúrgicas con dehiscencia (heridas que se “abren” una vez que se retira la sutura, o en algunos casos aún con la sutura presente), ojeras, flacidez y papada, y pequeñas acumulaciones de grasa difíciles de remover con dieta y/o ejercicio, son tratadas a menudo con éxito con Carboxyterapia.
Durante la consulta, se presenta la pregunta obligada de todo paciente: ¿es doloroso? La respuesta dependerá en buena medida del cuidado que se tenga en regular la salida del gas y controlar la temperatura del mismo, sin dejar de lado el uso de agujas de calibre adecuado para minimizar el trauma. Esto se logra por medio de la calidad del equipo utilizado, que está presente en la mayoría de clínicas dermatológicas.
No todos son candidatos a recibir tratamiento de carboxiterapia, existen algunas contraindicaciones para recibirla, como lo son:
- Fumadores
- Durante embarazo y lactancia
- Convulsiones
- Alteraciones genéticas en la hemoglobina
Y algunas otras excepciones que cada médico terapeuta analizará mediante una buena historia clínica, y verificando la evolución y tolerancia en cada paciente. Es importante recalcar que recomendamos buscar lugares bien establecidos que cuenten con por lo menos un médico responsable para recibir este tratamiento ya que, por ser infiltrados con agujas, se debe tener la certeza del manejo adecuado de estas (dispositivos punzocortantes), asegurarse de que la aguja es nueva para cada paciente, aseo adecuado del área a tratar y del terapeuta, todo lo anterior para evitar complicaciones, que por lo regular son mínimas.
Por último, las complicaciones que podría presentar este tratamiento son pocas, como ligero dolor y pasajero al momento de la aplicación, ardor, pequeñas equimosis o moretones que serán pasajeros. La recomendación para la mayoría de los esquemas será acudir 2 veces por semana y la cantidad de tratamientos siempre estará valorada en conjunto por médico y paciente.
Dra. Gabriela Campos
Dermatolóloga
CED. 1595081
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