El cuidado de la piel requiere de varios pasos. Si bien los procedimientos tipo limpieza facial, láser, toxina botulínica, ácido hialurónico entre otros, ayudan, es importante tener una rutina diaria de cuidado, que ayude a tratar, prevenir y en los casos necesarios, corregir.
Aquí se explican algunos pasos que puedes seguir:
1. Aseo: existen diferentes tipos de dermolimpiadores, el ideal es aquel que se ajuste a las características de tu piel. Los hay para pieles grasas, sensibles, con problemas de pigmentación, entre otros.
2. Hidratación: incluso cuando la piel tiene alguna enfermedad como acné, rosácea, etc., se sugiere utilizar algún tipo de hidratante. Esto favorece que existan las condiciones adecuadas para el funcionamiento de la misma piel y para que los demás productos de la rutina, funcionen de la mejor manera.
3. Protección solar: toda rutina de piel debe incluir este paso, el protector solar nos ayuda de múltiples maneras. En primer lugar, previene el daño por radiación ultravioleta que a largo plazo puede ocasionar cáncer de piel. Por otro lado, ayuda en tratamientos antiedad, antipigmento, para mitigar la sensibilidad
al sol que ocasionan algunos medicamentos dermatológicos. En el mercado se encuentran numerosas presentaciones, del mismo modo, el ideal, es el que se adecúe a tu tipo de piel y a sus necesidades.
Estos son los pasos mínimos y básicos para el cuidado de la piel. Sin embargo, existen muchos más productos en el mercado que pueden ser necesarios para ciertos padecimientos o bien que se pueden utilizar para complementar la rutina. Hay por ejemplo tónicos, agua micelar, agua termal, contornos de ojos, serums específicos (de ácido hialurónico, vitamina C, niacinamida, etc). Tratamientos específicos, por ejemplo para acné, melasma, dermatitis seborreica, entre otros.
Si no tienes el hábito de utilizar productos a diario y con horario, es mejor que empieces por los pasos básicos que se mencionan aquí, poco a poco, se pueden ir agregando más pasos a la rutina.
Si tienes algún diagnóstico de base o no sabes qué tipo de piel tienes y qué productos le funcionan mejor o le convienen, es mejor acudir a una cita de valoración, para así evaluar lo necesario y de esa manera evitar la adquisición de productos que luego no utilices o que incluso puedan resultar perjudiciales.