La palabra depilación para muchos es dolor, para otros, flojera. Y es que, desde hace miles de años, es considerada una práctica de higiene en muchas culturas, pero también un procedimiento tedioso. Probablemente, quienes se iniciaron en forma en este ritual fueron los antiguos egipcios, quienes tenían altos conceptos estéticos y de higiene. En Grecia, por ejemplo, el cuerpo depilado era un ideal de belleza, juventud e inocencia. Para lograr una exitosa depilación, estas culturas usaban desde cremas depilatorias hechas de sangre de animales, tortugas o gusanos hasta pinzas, resina o una cera hecha a base de alquitrán. Posteriormente, durante la Edad Media, las mujeres siguieron depilándose y es hasta el siglo XVIII cuando se inventa la primera afeitadora. Más tarde, en 1903, se inventa la primera maquinita con hojas intercambiables y treinta años después la primera eléctrica.
Afortunadamente, las técnicas de depilación han evolucionado y han ido incorporando nuevas tecnologías cada vez más efectivas como lo es láser. Lamentablemente, se han creando fuertes mitos tanto de su efectividad como del mismo procedimiento. Es por ello que en este número te contamos la verdad sobre la depilación láser, te decimos cuáles son los diferentes tipos y en qué se diferencian uno del otro, así como todas las recomendaciones que necesitas.
Dr. Gabriel Huerta Rivera