La piel es de los pocos órganos del cuerpo en los cuales las enfermedades y condiciones son totalmente visibles para las personas que nos rodean.
Cuando un dermatólogo realiza una exploración física dermatológica puede encontrar detalles tan sutiles que ayudan en la evaluación y seguimiento de los pacientes.
En general, el tomar fotografías clínicas al inicio del padecimiento es una herramienta muy valiosa para demostrar objetivamente cambios positivos o negativos en el curso del tratamiento y poder hacer un análisis individualizado de la progresión o remisión de la enfermedad en curso.
En cuanto al uso médico, en la actualidad existen diversos softwares bastante útiles para el registro fotográfico, ya que además de capturar la fotografía, realizan un análisis de diversas características (ej. rojez, textura de piel, manchas, cantidad y grosor de pelo, cantidad de pigmento, por mencionar algunas).
Además de ser una herramienta valiosa para el dermatólogo, también lo suele ser para los pacientes. De forma general, diariamente miramos nuestra piel, y en ocasiones, cuando la progresión de la condición dermatológica o la mejoría es muy lenta y sutil se puede perder la objetividad en la evaluación propia; por lo que, con registros fotográficos de relativa frecuencia (ej. semanal, quincenal) se podrá registrar mejor la evolución.
Independientemente de que se realice el registro fotográfico de manera profesional con un equipo (ej. Foto- finder, Reveal, Visia), o simplemente con una cámara fotográfica o un celular, siempre deben de realizarse en las condiciones más estandarizadas posibles: mismas condiciones de iluminación, misma postura, etc. Para que la evaluación sea de utilidad.
Dra. Kenia Yolanda Lepe Moreno
Dermatóloga
(CED. prof. 9812613)