La micosis fungoide (MF) es el tipo más común de linfoma cutáneo de células T, aunque es poco frecuente en niños, representando entre el 0.5 % y el 5 % de todos los casos diagnosticados. Se caracteriza por una evolución lenta y puede manifestarse inicialmente con lesiones cutáneas que a menudo se confunden con dermatitis o eczema, lo que retrasa el diagnóstico.
En la infancia, la MF suele presentarse en estadios tempranos, siendo las formas hipopigmentadas las más comunes. Estas lesiones pueden aparecer como máculas o placas de color claro en la piel, a menudo en áreas no expuestas al sol.
A continuación, se detallan los síntomas más característicos:
- Parches hipopigmentados: Lesiones de color más claro que la piel circundante, que pueden ser difíciles de distinguir y suelen presentarse en áreas no expuestas al sol.
- Sarpullido rojizo: En las etapas iniciales, puede aparecer un sarpullido que se asemeja al eczema, con características escamosas y picazón leve.
- Placas o pápulas: A medida que la enfermedad progresa, pueden desarrollarse placas elevadas o pápulas que son más palpables y tienen bordes bien definidos. Estas lesiones suelen ser de color rojizo o pardusco.
- Prurito intenso: La picazón o comezón puede ser un síntoma significativo, causando incomodidad en los niños afectados.
- Síntomas sistémicos: En casos avanzados, pueden presentarse síntomas extracutáneos como sudores nocturnos, fiebre, pérdida de apetito y pérdida de peso.
Es fundamental realizar un diagnóstico diferencial con otras condiciones cutáneas para asegurar un tratamiento adecuado y oportuno. La edad promedio de inicio de los síntomas es de alrededor de 9 años, y el tiempo hasta el diagnóstico puede ser de hasta dos años.
El tratamiento para la micosis fungoide en niños generalmente incluye esteroides tópicos y fototerapia, y la mayoría de los pacientes responde bien a estas terapias.
Aunque la MF puede ser una condición desafiante debido a su similitud con otras enfermedades cutáneas, el pronóstico es generalmente favorable, especialmente si se diagnostica en etapas tempranas. La detección temprana y el manejo adecuado son cruciales para mejorar los resultados en los niños afectados. Por esta razón, no dudes en acudir con tu dermatólogo pediatra de confianza ante alguna de estas situaciones.