El envejecimiento es un proceso crónico y complejo, derivado de la exposición solar de toda la vida, genético hereditario, cambios hormonales, y los agentes del ambiente a los que invariablemente estamos expuestos.
El componente facial es complejo a su vez, ya que está integrado no sólo por la piel, sino por también paquetes grasos, ligamentos, y músculos. Con el envejecimiento los principales cambios que observamos son: manchas por el sol, alteración en la coloración de la piel, desprendimiento de los paquetes grasos – ligamentos que causan aspecto de flacidez, así mismo una mayor laxitud de los músculos que complementan el componente de flacidez y arrugas.
Es por eso que un abordaje integral y un profundo conocimiento de estos componentes son fundamentales para integrar un plan 360 que se enfoque a la totalidad de la estructura facial. Lo anterior lo podemos resumir en las 4 R: rejuvenecimiento – renovación de la piel, relajación de los músculos que producen arrugas grabadas en la cara, reposición de tejidos para flacidez, relleno o bioestimuladores para igualmente reposicionar o reponer el volumen de los paquetes grasos que se van perdiendo con la edad. Aquí te damos una introducción de que consiste cada uno de estos componentes:
Rejuvenecimiento – Renovación de la piel
Como hemos mencionado nuestra piel va acumulando el daño solar, adicionalmente después de los treinta años la producción de colágeno y ácido hialurónico van disminuyendo.
En las mujeres asociado a los cambios hormonales podemos encontrar la aparición de paño, alteraciones en el pigmento uniforme de la cara y una piel más seca. El resultado son cambios en la pigmentación y textura de la piel. Para lo anterior, tus mejores opciones son diversos láseres fraccionados ablativos o no ablativos.
Estos tendrán el objetivo de producir un calentamiento de las capas superficiales de la piel para estimular colágeno, elastina y ácido hialurónico. Adicionalmente se pueden complementar con luz pulsada intensa u otro tipo de láser para retirar las manchas por el sol. El resultado es unificar la tonalidad de la piel, revitalizar y mejorar la textura de la piel.
Relajación de músculos
Es la aplicación de lo se conoce como Botox® o toxina botulínica, el principal objetivo es relajar los músculos y evitar que aquellas arrugas que se forman durante la gesticulación queden de manera grabadas sobre la piel. El resultado es darte un aspecto natural y fresco de ti mism@.
Reposición de tejidos para flacidez
Como hemos mencionado la piel es la parte más superficial y abarca tan solo entre 4 y 6 mm de grosor. La flacidez se va generando por lo factores previamente mencionados, y están más relacionados a la laxitud o pérdida de la fuerza de los músculos de la porción lateral de la cara (diferentes a los tratados por el Botox®).
En este caso complementamos con dispositivos de energía que actúan a mayor profundidad a nivel del músculo, produciendo calor sobre el mismo y de esta forma producir contracciones localizadas del mismo. El resultado es un procedimiento no invasivo sin tiempo de incapacidad que en el transcurso de los próximos tres a seis meses ayudarán a fortalecer los músculos responsables de dar el sustento a la anatomía facial
Rellenos y bioestimuladores
El último componente, aunque no menos importante son los inyectables a base de ácido hialurónico, hidroxia- patita de calcio, o ácido L – poliláctico.
En el último par de años y con un mayor entendimiento de la anatomía facial los rellenos han pasado de ser aquellos resultados voluminizados y toscos a ser una herramienta para reposicionar los ligamentos naturales de la piel cuando se aplican de manera lateral, o bien para refinamientos de pérdida de volumen en la zona central de la cara, dependiendo de cada necesidad de cada paciente.
Entonces recuerda, tu piel es el lienzo, y un abordaje integral 360 podrá ir previniendo y corrigiendo los diferentes cambios resultantes de la edad. Un profundo conocimiento de las estructuras y de los dispositivos, así como inyectables es indispensable para obtener resultados naturales, seguros y efectivos. Un dermatólogo puede establecer las necesidades y realizar un plan terapéutico acorde a tus necesidades.