La palabra lentigo deriva del latín lens que, significa “lenteja”. Este padecimiento se presenta con manchas homogéneas en la piel color marrón o café oscuro; su tamaño puede variar y su superficie siempre es plana. Esta irregularidad es benigna, es decir, no tiene repercusión clínica; su inconveniente es estético. Cabe señalar que con el paso del tiempo, los lentigos aumentan en número y tamaño, hasta llegar a confluir entre ellos.
Esta anomalía puede afectar a cualquier persona, sin embargo, son lesiones características de edad avanzada; en el 90% de los casos se presentan en personas de raza blanca y mayores de 60 años, mientras que el 30% en personas adultas jóvenes, comúnmente de pieles claras sobre expuestas al sol.
Su causa se debe a la sobreexposición durante toda la vida de una persona a los rayos solares, lo que provoca una proliferación de células (melanocitos) que causan la pigmentación de la piel, éstas aparecen en áreas fotoexpuestas como la cara, el escote, el dorso de las manos y los antebrazos.
La fotoprotección es el pilar fundamental de la prevención a este padecimiento; así como el uso de vestimenta adecuada (guantes, mangas, sombrero). Hasta el momento no existe un tratamiento único, hay diferentes opciones para tratar estas manchas como la crioterapia, el láser o el TCA. El tratamiento depende de cada paciente y su disposición a cumplir con las indicaciones que el especialista le sugiera. Se recomienda acudir al dermatólogo para su valoración y remoción.
Dr. Gabriel Huerta Rivera
Dermatólogo (CED. 4371253)
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