Solemos aceptarnos tal y como somos, o al menos eso intentamos. A pesar de ello existen condiciones estéticas que, inevitablemente, nos hacen querer mejorar nuestro aspecto físico con el afán de aumentar nuestra autoestima.
En muchas ocasiones, el cuidado del rostro va más allá de una cuestión de salud. Nuestra cara refleja muchos aspectos del interior, en ella se encuentra grabada la personalidad. Quizá, esta es la principal razón por la que sentimos la necesidad de mantener cuidado y bello nuestro rostro; deseamos mostrar lo mejor de nosotros mismos.
El amor y la valoración propia son un tema elemental para nuestra formación como individuos, tanto en nuestro desarrollo personal, como en la relación con la sociedad. Si bien, la aceptación propia depende de nosotros mismos, existen condiciones físicas que a veces nos gustaría cambiar o mejorar, para alcanzar esa satisfacción total.
Lo ideal es llegar a esta aceptación desde un inicio; amarnos tal y como somos y, como complemento de este amor, permitirnos mejorar esos aspectos que nos desagradan. Muchas de ellas son condiciones físicas con las que nacemos, tal es el caso del Nevo de Ota.
Este padecimiento fue descrito originalmente por Ota y Tanino en Japón en el año de 1939. Consiste en una hiperpigmentación que afecta a la piel de la cara o el ojo. Se manifiesta con manchas azules o grises, como moretones. Estas lesiones no son más que una proliferación de las células, llamadas melanocitos, que están aumentados en número y tamaño y son benignos.
¿Existe algún tratamiento para eliminar estas manchas? La respuesta es sí y Griselda Novelo, quien es una paciente que ha borrado el Nevo de Ota de su rostro, nos platica su experiencia:
Griselda, platícanos de tu padecimiento Nevo de Ota:
Pues yo tenía como un moretón en la frente, como si me hubieran golpeado. Cuando me desvelaba o me enfermaba se acentuaba más; yo nací con el Nevo de Ota pero curiosamente se fue pigmentando más y con el paso de los años, gente que nunca me lo había detectado ya lo notaba; se empezó a hacer más evidente.
¿Era doloroso?
No, no duele. Lo único malo era que aunque me dejaba el cabello en la frente, en las fotos se veía y no faltaba quien me preguntara si me había golpeado. Además sí se fue haciendo muy evidente y llegó un punto en que no me podía recoger el cabello porque quería tapármelo.
¿Esto te trajo inseguridad? ¿Te sentías mal con esta condición?
La verdad no, porque realmente siempre lo tuve, solo me incomodó los últimos años porque como ya era más notorio, siempre me preguntaban qué me había pasado en la frente. Probablemente gente que tenía años conociéndome no lo había notado nunca y ahora lo notaba. De hecho yo antes no sentía la necesidad de quitármelo, pero con el tiempo sí la tuve. Lo notaba más en las fotos.
¿Utilizabas algún tipo de maquillaje para minorar la incomodidad?
Pues no siempre, yo soy representante médico y estoy casi todo el día en la calle, entonces lo único que usaba era mi bloqueador con color. Únicamente para salir por las noches sí me lo camuflajeaba con maquillaje porque daba un aspecto como de cansancio, por verse como un moretón.
¿Cómo fue que llegaste a Dermacenter?
Pues como te platicaba soy representante médico y tengo muchos años de conocer al doctor Gabriel y un día le pregunté, me dio una cita para valorarme y me empecé a tratar con él. Tenía muchos años de verlo pero nunca sentía le necesidad de quitármelo, hasta ahora que la tuve, fue que acudí al doctor.
¿Qué fue lo que te dijo el doctor Gabriel?
Me dio muy buen pronóstico, me dijo que tenía un aparato con que trabajarlo, es específico para el Nevo de Ota y que sin problema, después de varias sesiones iba a desaparecer.
Platícanos, ¿en qué consiste el tratamiento?
Eran sesiones mensuales con láser; se llama ND YAG y después de ese procedimiento me aplicaba CO2 fraccionado, ambos son por medio de aparatos. Son sesiones muy rápidas.
¿Estas sesiones son dolorosas?
Sí son dolorosas, pero vale la pena (ríe) el CO2 fraccionado duele pero pasa muy rápido el dolor, solo es en ese momento. Mientras más pigmento tienes es más doloroso, por eso las primeras sesiones eran muy dolorosas pero conforme se va desapareciendo duele menos.
¿Se utiliza alguna anestesia para el dolor?
Sí, se pone una anestesia tópica antes del procedimiento y el doctor al principio me inyectaba algo adicional para el dolor. Pero en las últimas sesiones con el tópico era suficiente.
¡Qué bueno! ¿Y cuántas sesiones fueron necesarias?
Aproximadamente trece sesiones. Era una al mes.
Entonces debes ser muy constante ¿cierto?
Sí claro constante y además cuidarte mucho después del tratamiento. Utilizar protector solar, también mucha higiene. Yo utilizaba un cicatrizante y en menos de 5 días, después de cada sesión, yo ya no tenía costra. De hecho como yo viajo a Vallarta cada mes, agendaba las sesiones después de mis viajes para cuidarme y no estar tan expuesta al sol.
¿Y ahora no se te nota nada?
No, nada.
¿Cómo te sientes?
Súper bien la verdad. Todo el mundo me dice que qué padre, que ya no se me nota nada, ya me puedo recoger el cabello sin problemas.
¿Es un tratamiento costoso?
Pues el doctor hace la valoración, la verdad a mí el doctor me apoyó mucho. Me imagino que es costoso pero la verdad vale la pena. Me siento súper bien.
¿Esta condición es peligrosa para quien la padece?
No, el Nevo de Ota no es peligroso. Simplemente es anti estético.
Nos alegramos Griselda. Ahora, nos podrías compartir: ¿qué les aconsejas a aquellas personas que se encuentran en una situación similar?
Pues mira la verdad que no lo piensen, que se pongan en las manos adecuadas y que lo hagan. Porque sí te afecta realmente en tu vida diaria, no hay que dudarlo. Yo estoy muy contenta, el efecto que dio en mi autoestima fue positivo.
Por Gabriela Castillo