La famosa uña enterrada es conocida en el ámbito médico como onicocriptosis, lo más interesante es que a pesar de que es bien sabido que su frecuencia es muy alta, en general la población no conoce las opciones para un tratamiento eficaz, ni quien está debidamente entrenado para realizarlas.
El problema se inicia cuando las partes laterales de la uña oprimen inicialmente la piel que las rodea, pudiendo incluso penetrarla y condicionar un dolor intenso, problemas para deambular y cuadros infecciosos severos.
Es fundamental comprender que un altísimo porcentaje de casos puede ser detonado o empeorado por una mala técnica de corte de uña o enfermedades de base, como tumores que crecen debajo de la uña, infecciones por hongos o una mala alineación de los dedos.
Aquí es donde entra el papel de un médico, quien conoce a profundidad las estructuras que se relacionan a esta situación y pudiera detectar factores predisponentes. A pesar que el nombre de la enfermedad es muy ilustrativo, y la mayoría de las veces el mismo paciente hace el diagnóstico en casa, son pocos los casos en los que el paciente o el personal médico se equivocan pasando por alto tumores benignos o malignos que pudieran ser confundidos con onicocriptosis.
El tratamiento dependerá de la severidad, y dentro de las opciones para casos leves a moderados contamos con analgésicos, antiinflamatorios, antibióticos, antisépticos y una mejora en la técnica de corte de la uña.
Mientras que en los casos severos es inevitable una pequeña cirugía, con lo que se corrige de forma definitiva el problema, al retirar fragmentos de uña incrustados junto con la matriz de la misma, con lo que se previenen recaídas.
Un médico es el indicado para el diagnóstico y tratamiento de la uña enterrada, y en especial un médico dermatólogo, quien es el especialista de la piel, pero también del pelo y las uñas. Las siguientes son las razones para acudir con un dermatólogo en caso de uña encarnada.
a) El precisar el diagnóstico. Como se mencionó anteriormente hay simuladores, como el caso de tumores.
b) Detección de factores detonantes o agravantes.
c) Manejo con medicamentos. El médico es quien pudiera recetar de la mejor forma el tratamiento en base a la severidad del cuadro.
d) Tratamiento definitivo. En caso de requerir cirugía, un dermatólogo es quien tiene el entrenamiento para poder solucionar este problema, con las medidas de asepsia indispensables para evitar complicaciones.