El dengue es una enfermedad infecto-contagiosa transmitida por mosquitos de la especie Aedes Aegypti, esta enfermedad se ha propagado rápidamente en áreas tropicales y subtropicales. Las manifestaciones cutáneo-mucosas se presentan en pocos pacientes y, en muchas ocasiones, no llegan a ser características de la enfermedad.
El dengue se clasifica en 4 estereotipos; cada uno genera una inmunidad específica de por vida contra la reinfección. La primera infección en una persona sana, puede tener diversas manifestaciones: fiebre superior a los 40 grados, dolor retro ocular, dolor muscular, diarrea, fotofobia, comezón y erupción en la piel.
La erupción no tiene características del propio dengue y puede expresarse de diferentes formas. Su distribución es centrífuga, es decir, comienza en el tronco del cuerpo y se extiende hacia las extremidades.
Entre un 50% y un 80% de pacientes presentan lesiones cutáneas. Estas consisten en enrojecimiento en la cara, cuello y tórax; aparecen antes o durante la fiebre y disminuyen uno o dos días después. También pueden mezclarse con lesiones maculares (enfermedades que afectan la retina del ojo) y papulares (lesiones en la piel de superficie áspera).
Un tercio de los pacientes presentan manifestaciones hemorrágicas como pequeñas lesiones purpúricas (manchas color rojo o púrpura), llamadas petequias. Estas lesiones se manifiestan en las extremidades inferiores, la boca y los ojos. Coinciden con la disminución del conteo de plaquetas en la sangre y aparecen acompañando a la erupción de ronchas; también es frecuente el sangrado gingival, nasal y gastrointestinal.
Todas las enfermedades que se manifiesten con fiebre y erupción cutánea deben ser asociadas al dengue, por lo que se recomienda visitar a un médico.
Dra. Minerva E. Vázquez Huerta
Médico cirujano y partero
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