Comezón intensa e inflamación son las principales características de la dermatitis atópica, también conocida como neurodermatitis. Puede presentarse en diversas partes del cuerpo, especialmente en la cara o en los pliegues que se hacen en las articulaciones. Esta inflamación produce un tipo de ronchas que causan mucha comezón, que al rascarse incrementan la comezón y la inflamación, lo que provoca que la piel se vuelva áspera y seca.
Ambos sexos pueden padecerla. Por lo general, comienza en los primeros años de vida y desaparece, en la mayoría de los casos, en la adolescencia. Solamente en un 10 a 20% de los afectados persiste en la edad adulta.
Las causas exactas, por las que se presenta esta enfermedad, no se conocen. Sin embargo, es relacionada con factores hereditarios, alteraciones en el sistema inmunológico y con el estado emocional. En el 50% de las personas afectadas, se asocia con otras enfermedades como asma, rinitis alérgica o conjuntivitis.
Existen factores que precipitan o agravan la dermatitis atópica, como los cambios de temperatura, telas sintéticas y de lana, jabones y detergentes, sudoración excesiva, tallar o rascar la piel, la exposición a la luz solar y el estrés.
El tratamiento varía según el grado de afectación y la edad del paciente. Es importante aclarar que es una enfermedad que no se cura, sólo se controla; desapareciendo, en el 80% de los casos, durante la adolescencia.
El principio básico del tratamiento consiste en controlar la comezón, la resequedad y la inflamación de la piel mediante una adecuada lubricación e hidratación de la piel y evitando los factores desencadenantes.
Dra. Rosana Gonzalez Arias
Dermatóloga y Dermatóloga Pediatra
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