El nombre médico de esta afección es dermatitis seborreica, se trata de una condición en la cual aparecen escamas blancas o amarillentas, principalmente en la cabeza. Aunque puede presentarse tanto en pelo grasoso como seco, la sobreproducción de sebo contribuye al empeoramiento, por lo que suele ser más común en personas con piel cabelluda grasa.
Puede ocurrir desde el nacimiento y hasta la mitad de las personas en la edad adulta la padecerán. De acuerdo al grado de intensidad con la cual se manifieste, puede observarse únicamente con escamas o asociarse a otros síntomas tales como comezón, enrojecimiento o caída del cabello.
Es más común que aparezca en la piel cabelluda, sin embargo, puede afectar otras zonas corporales tales como las cejas, párpados, nariz, pliegues de la cara, detrás de las orejas y el pecho. Suele deberse a diferentes causas y no siempre se asocia a mala higiene.
Factores que pueden agravar la condición son: la herencia, el estrés crónico, el clima (es peor con el frío), enfermedades concomitantes, sobre crecimiento de un hongo (Malassezia sp.), medicamentos o productos químicos que irritan la piel o que contribuyen a su estado grasoso, cambios hormonales, obesidad, uso infrecuente de champú, entre otros.
Desafortunadamente, hasta el momento no se ha encontrado una cura para este padecimiento, sin embargo, existen diversos tratamientos y medidas que contribuyen a su control y a la prevención de episodios de repetición.
Algunas medidas que puedes seguir para lograr el control son:
• Usar un champú con ingredientes que actúen sobre la causa del problema.
• Lavar el cabello de manera frecuente (una vez al día), esto es importante sobre todo cuando hay sobreproducción
de grasa y cuando la humedad favorece la proliferación de hongos.
• Cambiar el champú de vez en cuando para disminuir la resistencia al mismo.
• Aplicar el acondicionador de la mitad del pelo hacia las puntas.
• No desprender o rascar las escamas ya que esto puede lastimar la piel y aumentar el riesgo de empeorar la situación.
• Evitar o disminuir el uso de cremas para peinar, lacas, aceites, sílicas, entre otros.
En casos severos o en los cuales las medidas generales no controlan el problema, se sugiere acudir a revisión dermatológica; habrá situaciones en los cuales se requiera el uso de champús medicados u otro tipo de tratamientos para frenar el episodio agudo.
Como se mencionó anteriormente, aunque no existe cura para la enfermedad, hay numerosos tratamientos que permiten un adecuado control y la prevención de su reaparición.
Dra. Aline Esther Baeza Echeverría.
Dermatóloga y Cirujana dermatóloga
(CED. Prof. 8929841)
alinebaezae@gmail.com